Lewis Hamilton obtiene en Bahrain su victoria 95ª en la F1.

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Los pilotos de Red Bull también subieron al podio.

Rosmain Grossjean salva ileso de grave choque e incendio.

René Durney C. / Fotos: Daimler Global Media Site

 

 

Ya casi no quedan formas de titular cada crónica sobre las carreras de la F1 de este año 2020 que
está pronto a terminar. El nombre de Lewis Hamilton está en casi todas. No por nada ya se coronó
campeón en la fecha pasada, sino que en esta de hoy consiguió su victoria número 95 en Grandes
Premios, 332 puntos en la presente temporada -131 más que su coequipo Valtteri Bottas (201) y 
ha sido el gran soporte para la campaña de su escuderìa Mercedes Benz.
La marca germana lidera ya como campeón también en la categoría Constructores, con 533 puntos,
y deja en el segundo lugar a Red Bull, con 274 unidades. 

La jornada de hoy se vio empañada por el espectacular accidente que sufrió el francés Romain
Grossjean, quien a la salida de la curva 3  durante la primera vuelta, perdió el control de su auto
Haas al toparse lateralmente con el Alpha Tauri del Dannil Kyvat y se estrelló contra las vallas de
protecciones,  que cedieron ante el peso del auto que se desplazaba a una velocidad de 200 km/hora.

Al momento del impacto se generaron fuerzas laterales de 53G, según los expertos de la FIA. Esto

significa  que el auto pasó de sus 745 kilos de peso original, a una masa de 40 toneladas, por lo que
resultó casi milagroso que el piloto salvara solo con algunas leves quemaduras en sus manos y tobillos.


La violencia  del impacto rompió la protección de kevlar que tiene el estanque de gasolina y provocó el
estallido e  incendio del combustible. La bola de fuego que se generó atrapó al piloto durante largos 26
segundos hasta que llegaron los primeros auxilios que comenzaron a apagar las llamas. Grossjean pudo
salir por sus propios medios desde la cabina y saltar una valla hasta ser ayudado por dos paramédicos
que terminaron de llevarlo hasta la ambulancia que lo trasladó hasta un helicóptero que esperaba para 
acudir a un hospital. Allí se constataron sus lesiones leves en muñecas y tobillos y una contusión en sus
costillas.

Otros investigadores del accidente concluyeron también también que el halo –una de las últimas medidas
de seguridad introducidas por la FIA en el cockpit – y que envuelve la cabeza y el tronco del piloto, fue
sido vital para evitar que el feroz golpe contra la barrera no destrozara la cabeza del piloto.
Paradojalmente, Grossjean fue uno de los conductores que encabezó los reclamos de los pilotos de la F1 
que se oponían al uso de esos dispositivos de seguridad, aduciendo que les reducía la visibilidad y
dificultaba la salida de la cabina.

La Fórmula 1 no registraba un accidente grave desde el Gran Premio de Japón, en 2014, cuando otro 
piloto francés -Jules Biachi- se estrelló y fallecería nueve meses después, en Niza.

 


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