Notables mejoras en el diseño y la mecánica del pequeño roadster.
Cuarta generación del deportivo japonés, del que ya se vendieron 940.000 unidades.
Escribe: René Durney C. / Fotos: RDC y Mazda
Nada podía ser más adecuado que el autódromo de Las Vizcachas para probar un deportivo como el nuevo Mazda MX-5, que fue presentado este martes. Sin embargo, esta extraña primavera con fríos invernales y hasta una persistente lluvia fina nos impidió disfrutar de una conducción con el cielo como techo.
Pero como hay que mirar siempre el medio vaso lleno, nos sirvió para aumentar la exigencia de conducción, ya que todos los autos cambian absolutamente su comportamiento al rodar sobre un pavimento mojado y con neumáticos convencionales. Más aún cuando se trata de un roadster con tracción trasera, una potencia respetable (158 caballos) y apenas 1.045 kg de peso.
Un vehículo con esas características debe ser conducido con todos los sentidos enfocados en la pista y en el auto. Y aunque haya que llevarlo con la capota de lona puesta, la experiencia de manejarlo y dominarlo es muy atractiva.
La mejor de todas
El nuevo Mazda MX-5 pertenece a la cuarta generación de este roadster, que debutó en 1989 y que fue renovada en 1998 y 2005. Desde entonces a la fecha se han vendido 940.000 unidades en los mercados mundiales.
Esta cuarta edición es la que experimenta el cambio de diseño más dramático. Las tres anteriores fueron muy parecidas, especialmente las dos primeras. La tercera, en cambio, ya anunciaba una migración hacia líneas más agresivas, especialmente en el frontal, que incorporó la máscara «corporativa» de los Mazda de los últimos años, en la que destaca la toma de aire de gran tamaño con los neblineros redondos en los extremos del paragolpes delantero.
Las líneas de diseño de esta cuarta generación, a las que Mazda llama Kodo («Alma del movimiento», en japonés) están inspiradas en la agilidad el movimiento y la belleza que debe tener un deportivo.
El frontal es ahora aún más expresivo y con mucha tendencia a «italianizarse», especialmente por la curvatura que marcan los pasa ruedas en los tapabarros delanteros, dejando al capó en una posición levemente más baja. Desde el puesto del conductor el efecto óptico es aún más notorio. Se puede decir que el piloto puede «ver» a través del metal la posición exacta de las ruedas delanteras, algo que normalmente el conductor intuye pero sin demasiada precisión.
Esa línea que se eleva en los guardafangos corre hacia atrás y baja a la altura de la puerta, para luego elevarse otra vez justo detrás del respaldo de las butacas y darle forma redondeada a los guardafangos traseros.
La toma de aire frontal es aún más ancha que en la versión anterior y está en un plano más bajo, lo que aumenta también la sensación de deportividad y de «cercanía» con el suelo. Los faros principales son ultra compactos, con cuatro LED de conducción diurna.
La carrocería es de aluminio (3.915 mm de largo, 1735 mm de ancho y 1.225 mm de alto), ligera y con gran resistencia a la torsión, lo que se nota cuando el auto es sometido a virajes violentos, como las pruebas de «slalon» que hicimos sorteando conos separados apenas unos metros. El auto se mostró siempre como si fuera una sola pieza compacta, con gran firmeza en las suspensiones y sensación de control en todo momento. No obstante, si usted quiere «despeinarlo», solo tiene que hacer todo lo contrario a las normas de manejo de un auto con tracción trasera y la cola tenderá a irse fácilmente. Esto parece de perogrullo, pero es que desafiar las leyes de la física tienen siempre un límite. El nuevo Mazda MX5 está inspirado en el concepto japonés «Jimba Ittai», que significa «caballo y jinete unidos en uno». Para ello, el auto está fabricado con nuevos materiales y tecnologías que le permiten ser más ligero, más resistente y tener un centro de gravedad más bajo que el modelo precedente. Con eso se genera un vínculo especial entre el auto y el conductor. Pero ese notable comportamiento dinámico debe estar dentro de las leyes de la física. Ningún jinete quiere dañar a su caballo…
El habitáculo también recibió retoques de diseño. Particularmente atractivo es el detalle del interior de las puertas, en cuyo extremo superior se advierte un tramo metálico del mismo color de la carrocería, que se contrasta con el tapizado (negro o beige). La cabina se desplazó hacia atrás para un mejor equilibrio de las proporciones de la capota de lona que tiene un accionamiento manual de fácil operación.El remate superior del parabrisas, los espejos retrovisores y los arcos protectores de cabeza en los respaldos de los asientos le dan un gran aspecto de cabina de un súperdeportivo.
La disposición de los mandos tienen una posición ergonómica adecuada, en perfecta simetría con los pedales y el volante.
Con respecto al diseño interior, mi única objeción (un tema muy personal, claro) está en la «tablet» plantada en medio del tablero, en donde se resume toda la actividad de conectividad del vehículo. Ya sé que mi opinión va contra toda la tendencia (o casi toda) mundial, pues hasta en los autos del segmento Premium el tema de las pantallas tablet es una moda. Alguna vez, los BMW la tenían de modo empotrable, que se escondía en una trampilla cuando no estaba en uso. Obviamente, en términos de costos de fabricación, es más fácil ponerla inmóvil sobre el tablero, pero siempre se ve como un elemento ajeno al diseño.
Pero es un tema de gustos, tendencias y costos, claro está.
En la pantalla de 7 pulgadas se refleja la tecnología de información, entretenimiento, GPS y conectividad para teléfonos inteligentes del sistema Mazda Connect. El mando giratorio para desplazarse por el menú está emplazado sobre el túnel del cardán, detrás de la palanca de cambios, de modo que su accionamiento es muy cómodo y no hace falta quitar la vista del camino.
Bajo el capó
El motor del Mazda MX5 es un cuatro cilindros a gasolina de 2.0 litros con inyección directa de tecnología Skyactiv-G, con una relación de compresión de 13,0:1, doble distribución variable de válvulas, inyectores multiorificios y pistones con cavidades especiales.
Su sistema de admisión mejoró su eficiencia y pesa 30% menos que en la versión anterior y el escape ultra compacto 4-2-1 optimiza el par torsional y el sonido del motor. Según la marca, la aceleración de 0 a 100 km/h se consigue en solo 7,3 segundos, lo que no pudimos comprobar en nuestras pruebas de pistas debido a que las condiciones climáticas del momento no lo permitían
La transmisión puede ser automática o manual de seis velocidades. En un auto de este tipo, la experiencia de manejo más placentera es, obviamente, la caja manual que permite llevar el auto en los regímenes que el piloto decide. Un elemento atractivo es que la marcha seleccionada se ve reflejada en el tablero, lo que es bastante útil en los primeros contactos con el auto.
El nuevo Mazda MX-5 con caja manual cuesta $18.490.000. La versión automática vale $19.490.000.
En este video se aprecia la evolución del roadster de la marca japonesa.